lunes, 6 de febrero de 2012

La Toma de La Flecheras.

194 años de La Toma de las Flecheras.



Un día como, 6 de febrero de 1818. El Ejercicito Libertador llegó al llamado paso de Diamante, donde el rio Apure tiene aproximadamente 700 metros de ancho. El Libertador Simón Bolívar requiere pasar el rio para que el ejército, compuestos de unos 4.000 hombres entre caballería e infantes, pudiera marchar a Calabozo (Guárico) y sorprender a los realistas.


En Venezuela las diferentes acciones bélicas en la guerra de independencia se pueden clasificar en batallas, batalla naval, combate, combates navales, sitios, y tomas. Denominación esta que no deja de tener importancia en referencia a la Toma de Las Flecheras por su importancia histórica.
El día seis en la madrugada nuevamente se inicio la marcha del ejercicito y a las diez de la mañana se llego al paso del Coplé o del Diamante, en el rio Apure, a 1 km, aproximadamente, al este de los muros de San Fernando donde ondeaba la bandera española, era el único sitio por donde podían pasar los patriotas sin el riesgo de que los alcanzara el fuego de los cañones realista ubicados en San Fernando.


El ejercito quedó detenido, no podía pasar el rio por falta de embarcaciones las cuales se encontraban del otro lado del rio en ese lugar es de 700 metros aproximadamente, con una velocidad en sus aguas de 4 millas por horas (7,4127.Kms por horas) el cual a su vez estaba infestado de caimanes y sus aguas aun estaban un tanto altas.


La toma de las lecheras, épica hazaña de los llaneros de Páez. “¿No hay aquí un guapo que se atreva a tomas a nado esas flecheras?”, pregunto Bolívar. “Si lo hay”, contesto Páez.
Tomó cincuenta hombres de la guardia de su caballearía, entre ellos Aramendi, Genaro Vásquez, Cornelio Muñoz, Pedro Camejo (el negro Primero), Juan Carvajal, Felipe Mauricio Martin, José de la Cruz Paredes, José María Briceño Méndez, Pedro Pérez, Antonio Romero, Juan José Rondón, y otros que se pierden en el anonimato de la historia, todos jinetes en briosos caballos sobre silla fuerte, que quitaban sin desmontarse, junto a sus cinchas y gruperas, al igual que sus calzones; en las bocas las lanza, sus espadas estaban sujetas a la espalda o colgadas al cuello, se lanzaron al rio nadando con un brazo y acariciando con la otra los cuellos de sus caballos a la vista del ejercito.


A una distancia de 400 metros sorprendieron a las embarcaciones españolas, los realistas no salían de su asombro, que no podían imaginar tal situación, reaccionaron efectuando varias descargas de mosqueterías y algunas de cañón sobre las cabezas de los hombres y caballos que remontaban la corriente, sin darle en su humanidad. El pánico el caos se apoderó de los españoles, quienes se arrojaron de los barcos que estaban amarrados al rio para ganar a nado su orilla, abandonando las flecheras y cañoneras al garete.


Los intrépidos llaneros se montaron sobre la grupa de los caballos, impulsándose para abordar las flecheras, guiados por su jefe el León de Payara o el taita Páez. Así se apoderaron de ellas encontrándose solo una mujer que había disparado contra los asaltantes el último cañonazo. Catorces flecheras dos cañoneras y otras embarcaciones menores fueron capturadas. “…Asombrado Bolívar, dijo que si él no hubiera presenciado aquel hecho nadie bahía podido hacérselo creer…”


Esta acción sin igual sorprendió a los realista, neutralizándolos, ya que no utilizaron sus fuerza sutiles que apoyadas por la guarnición de San Fernando ni siquiera hostigaron el paso del ejercito patriota por el Apure. El camino estaba expedito hacia Calabozo con un gran ejército el primero de su índole que se constituía con tal cantidad de efectivos desde 1810, estructurado bajo el mando único de Bolívar que lograrían sorprender a Morillo en Calabozo con su Estado Mayor. Pero no abatirlo por errores tácticos al no sitiar la ciudad como debió ser, permitió que este se escapara con su Estado Mayor y la guerra se prolongara por varios años más.


Ha sido una de las pocas veces en la historia que las embarcaciones han sido tomadas por la caballería.



Samuel Omar Sánchez Terán
Miembro de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Cojedes.

2 comentarios:

  1. bastante bueno tu relato amigo... esa es la historia de nuestra patria

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  2. Eso dice mucho de la creatividad, ingenio y destreza del venezolano. Aun no puedo entender como nuestros jóvenes dicen llamarse guerreros, cuando combaten con tácticas mas que conocidas a Cuerpos formados para combatirlas. Creatividad, ingenio y destreza. Sin ser violentos, eso le dará victorias. No un dialogo primitivo, a piedra y barricada.

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