martes, 25 de mayo de 2010

Juegos Tradicionales de Cojedes



Parte I

Introducción

A través del tiempo, los juegos tradicionales son en esencia una actividad lúdica surgida de la vivencia tradicional, condicionada por la situación social, económica, cultural, histórica y geográfica.

Los juegos han sido transmitidos de generación en generación, no solamente han pasado de padres a hijos, si no en su conservación y divulgación han tenido que ver muchos las instituciones y entidades que se han preocupado que no se pierdan en el tiempo.

En estos juegos, se van pasando las formulas como es natural, sin preocuparse mucho de su origen, procedencia o significado.

Cabe destacar que en la nueva Educación Bolivariana, establece un proceso de formación a los estudiantes en que los conocimientos habilidades, destrezas, actitudes y virtudes se alcanzan mediante la actividad y la comunicación con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y en pleno ejercicio de su personalidad, en una sociedad democrática, basada en la valoración, ética del trabajo y la participación activa, consiente y solidaria en los procesos de transformación social, consustanciados con al equidad y de la identidad regional y nacional.

El afianzamiento de los juegos tradicionales en su valor e importancia en el desarrollo educativo de los mismos. Es necesario para ellos integrar y a los padres y a las comunidades para desarrollar estrategias que ayuden a fortalecer dicho valor en los niños.

Hay que rescatar los juegos tradicionales, darle importancia, a los deferentes tipos de juegos del Estado, que van desapareciendo y se pierda tan importante valor cultural popular.

Es la herencia que hemos recibidos de nuestro antepasados, lo que desde la época de la tecnología han tenido que resistir; es adoptarse muchas veces y luchar contra el modernismo absorbente, la tradición es sabia y sabrá mantenerse en el tiempo.

Por ello, en muchas ocasiones, adoptan palabras locales o modernas, modifican los juegos con aportaciones de elementos de actualidad u otros de sus fantasías, sin que a pesar e estar transformaciones, dichos juegos pierdan su esencia primitivos.

Nos ha movido a recopilar el conjunto de juegos tradicionales del estado Cojedes, por la necesidad sentida de rescatarlo y no se pierdan en el olvido ni por el avasallante mundo moderno donde vivimos, y así tener un trabajo donde encortar las normas básicas y metodologías de duchos juegos, el mayor deseo con esta recopilación que sean útil para la orientación los niños, además de ser interesantes y divertidos, tienen el merito irremplazable de formar parte de nuestro patrimonio cultural de nuestra región.



Definición.


Los juegos tradicionales, son en esencia una actividad lúdica surgida de la vivencia tradicional, condicionada por la situación social, económica, cultural, histórica y geográfica.

Son aquellos juegos que han sido transmitidos de generación en generación, pero su origen se remonta a tiempos muy lejanos.

No solamente han pasado de padres a hijos, si no que su conservación y divulgación han tenido que ver mucho las instituciones y entidades que se han preocupado de que no se pierdan en el tiempo.


Los juegos contribuyen a:


 Interactuar.
 Cumplir reglas
 La recreación.
 Cultivar valores.

Los juegos tradicionales y folklóricos involucran a niños y niñas en diferentes edades.
Ellos son:

• Educativos.
• Divertidos.
• Motivadores.
• Alegres.
• Recreativos.
• Activos.

Es una especie de folklore Regional.


Estos juegos son realizados en:



 Patios de casas.
 Escuelas.
 Parques.
 Ríos.
 Jardines.
 Calles.

Los juegos tradicionales y folklóricos forman parte de la cultura, de todas las regiones de nuestro país y que conservan la idiosincrasia regional.



Metodología de los Juegos.



A las Adivinanzas.

Son una especie de enigmas que se plantea con algunas pistas de ayuda para aceptarlas, sirven de entretenimiento, es un pasatiempo en donde un grupo de muchachos (as), se reúnen en cualquier parte para jugarlas.

El avión hecho con hélices de hojas de Mango.

Se agarran las hojas de la mata de mango, en el medio se le abre un mínimo huequito por donde se le introduce un palito, quedando así como una hélice de un avión, se corre con ello y el viento la hace girar, sí se hacia corriendo por las calles o sitios donde se estaba jugando, simulando ser el avión.

Bautizo de Muñecas.

En este juego las muchachas se reunían para jugar con sus respectivas muñecas y preparaban una reunión donde cada una de las muchachas, le pondría un nombre a sus muñecas, hecho esto realizaban una especie de fiesta, tomando refrescos y comiendo galletas, después entre ellas se juntaban o se agarraban los dedos meñiques y se jalaban con fuerza si no se soltaban se decían que eran comadres para toda la vida pero de deditos.

La Botellita.

Este juego se jugaba entre niños (as), se hacia un circulo con, los jugadores, dentro de el, se colocaba una botella y uno que fungía ser el director la hacia girar dando esta varias vueltas al detenerse, la punta quedaba en frente de uno de los jugadores, quien fungía ser el director, este le hacia una pregunta, si este no la respondía; tenia que pagar una penitencia la cual podría ser desde un beso a cualquier de los jugadores (as) o cualquier otro cosa, así se pasaba el turno para cada uno de los jugadores.

Jugar Bolón.

Se acondicionaba un callejón, dejándolo limpio por donde se lanzaría la bola, se colocaban tres palos, uno grande que se llama “mocha” (vale 12 puntos) y dos pequeños que se llaman “muñecos” (valen 6 puntos cada uno).

Si se tumban los tres palos esa jugada se llama “flux” y hace 24 puntos, si la bola pasa por el medio entre la mocha y el muñeco, eso vale 6 puntos, dichos palos se colocan separados, se hace una ralla donde el jugador se sitúa para lanzar la bola, este no podría traspasarla, porque se anulaba la jugada, había una persona la cual se colocaba detrás de los palos, era el encargado después que el jugador lanzara la bola, de regresarla, el jugador que llegara primero a 24 puntos era el ganador.

Bolas Criollas con Piedras o Lajas.

Un juego muy tradicional de muchachos, los cuales se reunían en cualquier esquina para jugar bolas criollas, con piedras o lajas, las cuales se agarraban del suelo, el mingo era un limón o una piedra pequeña de color negro. Así se jugaba por algún boche que se le daba muy duro la piedra se partía o astillaba, se agarraba otra para sustituir la dañada para así continuar y el que llegara primero a 8 tantos era el ganador.

Carreras de Aros.

En este juego se divertían tanto, los muchachos (as), los viejos rines de las bicicletas o los cauchos de carros (llantas viejas), se le hacia rodar, utilizando un trozo de madera (palo), o si no con los dedos de las manos, para guiar e impulsar la rueda. Se hacían carreras de aros, fijando metas de llegada, el que llegara primero en rodaje fijo, es decir sin haber trastabillado en la ruta corrida, era el ganador.

Saltar por Encima.

En este juego se trata de saltar por encima de los compañeros de juegos, quienes se colocan enclavados, unos detrás de otros, formando una hilera que ellos denominan la cadena, Al vencer todos los obstáculos, el primer participante se colocara encorvado, también a la cabeza de la cadena, luego el segundo y cada uno que le corresponde.

Por otra parte, si se falla al ejecutar alguno de los brincos, cesa la prueba y lo reemplaza el jugador quien no pudo saltar, este pasa entonces a ejecutar la suerte.

La Candelita.

Se sitúan los jugadores de tres en tres por lo regular en distintos puntos, como detrás de un árbol, esquina, poste, Uno queda de jefe y es el que pide la candelita, se va acercando a cada uno de los que ocupan los puntos elegidos y les va preguntando:
¿Hay candela? Y le responde así.
Por allá fumea.

El juego continua, cambiándose de puesto, por sorpresa, mientras el jefe hace su pregunta. A su vez, este procura ocupar uno de los que accidentalmente, queden vacios, para lo que ha de actuar con la rapidez necesaria.

El que pierde puesto, ha de ocupar el de jefe y formular las preguntas conocidas, así el juego se reanuda indefinidamente, concluyendo por cansancio de los jugadores.

Los Carritos hechos de Latas de Sardinas.

El ingenio y la creatividad del niño los lleva a la inventiva lo que hacia producir con los recurso del medio como: la perola de sardina llamada “la gaviota”, a esta se le adaptaban rueditas de tusas y confeccionaban una especie de vehículo de transporte de materiales como arenilla o tierra delgada, jalada esta perola con una cabullita o guaral, para rodarlo.

Los Carros hechos con ruedas de Tusas de Maíz.

Después que se desgranaban las mazorcas de maíz, quedaban las tusas las cuales se agarraban y se cortaba por la mitad quedando como una rueda se conseguía una vara que tenga la punta en forma de horqueta ahí se colocaba la tusa, se agarraba la punta de arriba, la cual se empujaba para así tener el carrito hecho con ruedas de tusas.

Los Carros de maderas o Plásticos.

En este juego se agarraba un trozo de madera (tabla), se clavaban varias de ellas que hacia la forma imaginaria donde iba el chofer, se buscaban 4 chapas de refrescos o ruedas de madera, se les clavaba en las cuatro puntas de la tabla, Se le colocaba un guaral doble que se amarraba en el medio y el cual se jalaba, así andaba el carro de madera. Los de plásticos se compraban en los Abastos o Jugueterías, eran unos que parecían unos camiones o gandola las cuales se le agregaba tierra o palos, para decir que iba cargado, así se pasaba horas de sano juego.

Los Carritos con ruedas de Jabillo.

Se agarraba un cajón hecho de madera, al cual se le colocaban cuatro ruedas de la mata de jabillo que por su forma especial van marcando en el suelo unas huellas como las de las ruedas de los carros.

Cronología de la fundacion Villa de San Carlos de Austria


Este es un aporte qué hago atraves de una investigación y para darle su valor histórico en la Colonizacion y fundacion de Cojedes y colaborar con este trabajo en busca de nuestras raíces.
Parte I

Periodo Prehispánico.

Este es el más largo y se inicia con el descubrimiento de América en (1492) y poblamiento primitivo. Primero hay que mencionar, que para el momento del descubrimiento, lo que hoy Venezuela, estaba habitada por grupos indígenas (15.000), y termina con el descubrimiento de las Costa Venezolanas, en (1498) pero para tener mayor certeza, recurramos lo siguiente:

 Las fuentes históricas tomadas de las crónicas y relaciones de la época de la conquista.
 Los datos arqueológicos, sea los restos de materiales de las culturas indígenas, tales como: armas, utensilios, objetos de artes, entre otros.
 Los elementos culturales de los grupos que han sobrevivido al proceso de la conquista y colonización.

Debemos comenzar diciendo, que San Carlos, al igual de otros pueblos de la hoy llamada Venezuela, para el momento en que se produce el Descubrimiento de América, el panorama que observa y le admira a Cristóbal Colon en las Costa de Paria y Bocas del Orinoco, esta región era habitada por grupos indígenas de vida nómada. La región circundante a San Carlos, la habitaban indios recolectores, cazadores y pescadores

En su organización social los indios tenían un jefe llamado “Cacique”, representación ésta que ejercía en base de varios atributos o condiciones. De igual forma tenían un “Piache”, era el encargado de la práctica religiosa y curandero.

Sea oportuno reconocer la importancia que tienen los relatos o las descripciones que legó Nicolás Federman, quien saliendo de Coro en busca del llamado “Dorado” y pasando por lo que hoy es Portuguesa y Cojedes, nos habla de grupos indígenas que habitaban en las riberas

Una vez que se produce el poblamiento del Territorio Venezolano empieza la conquista, la cual se inicia en dos formas.

Conquista Armada.
Conquista Pacifica.

La conquista pacifica dio mejores resultados, la calidad humana de quienes la ejecutaban (los misioneros), y que tuvo marcada incidencia en la domesticación de los indígenas y que para corroborarlo nos remitimos a la labor de éstos, al fundar pueblos de Misión como: San Francisco de Tirgua y San José de Mapuey, a poca distancia de la futura Villa de San Carlos de Austria.

Antecedentes de la Tribus de la Zona.

Hay que decir que no hay testimonios fidedignos sobre los habitantes indígenas de Cojedes entre esos aparecen la relación del viaje realizado por Nicolás Federman, a los Llanos entre 1529 y 1530; la relación del gobernador de la Provincia de Venezuela, Don Juan de Pimentel: en 1598; las conversiones indorum, del Padre Acosta y otras obras frecuentaron los misioneros, cuando en 1745 informaban detalladamente sobre sus realizaciones, en el resumen histórico de la misión de los Llanos, desde sus comienzos en 1638 hasta 1745.

Los indios de Cojedes, de los cuales se conocen la más remota noticias, son los que Federman enconito poblando algunas aldeas cercanas o a las orillas del rio Coaheri (Cojedes), como los de Hacarigua, Tohibara, Itabana, Curahy, Cazarandadí, Curahamara, Corahao y Cathary, Eran diversas naciones que dicho belzar identifica como Caquetios y Cuibas, los de Hacarigua; dos tribus numerosas que se mantenían en guerra contra los Cuyones o Gayones, “que habitaban a unas cuatro millas de Hacarigua”, asimismo los Guaiqueries, (gente negra como el carbón), del pueblo de Curahamada, a milla y media de Cojedes: éstos eran una nación “señora del agua”, dice Federman, dedicada a la pesca y al comercio con los Caquetios, a quienes ofrecían “su pescado a cambios de frutas y otros alimentos”, es decir, por el sistema de trueque, para la cual instalaban sus “casas de pesquerías” a orillas del rio, donde hacían sus mercados.

Otras naciones son las que encuentran los misioneros, reducidos por el Capitán Juan de Salas en el Pueblo de San Antonio de Choro, identificados como cherrenchenes y guamonteyes (esto significa “hijos de los montes”); indios que quizás sean descendiente de los encontrados, en la misma zona, por Federman.

Entre las naciones mencionadas por los misioneros están los achaguas, cayones o gayones, colorados, cherrenchenes, dazaros, guacos, guaiqueries, guamonteyes o guamos, mapueyes o mapoyes, menecabras, tamanacos, taparistas y otros triados de lejanos territorios. De modo que es difícil precisar, excepto que los guaiqueries, cherrenchenes y guamonteyes, la verdadera procedencia de la mayoría de esos indígenas.

Todas estas naciones, tal vez no muy diferentes entre sí por la lengua provenían de troncos araucos o arawacos y caribes o arecunas, algunos antropólogos e historiadores pretender ver en muchas tribus de las que poblaron el llano, como herencia de los Caribes, el nomadismo, la anarquía y vida libérrima y la actitud siempre arisca y belicosa. A los inconstantes y flemáticos guamonteyes, que dirigidos por el indio Cabezón, quitaron la vida en el sitio de Paraima, en 1666, a Fray Plácido de Belicena, se les ha clasificado como Caribes.

Situación Social

En esos pueblos indígenas, antes de la llegada de los españoles, había una organización social rudimentaria. En grandes bohíos vivían “cinco, seis y hasta ocho familias distintas con sus mujeres e hijos”; había así, caseríos que estaban poblados densamente y habitados por mucha gente, como los dice Federman, en su “Historia indiana”. Y es posible que, desde lejanas épocas, la región fuera atravesada continuamente por indios de otras partes, como los Timoto-Cuicas de los Andes, que andaban por allí comerciando o de viajes hacia las costas marítimas en busca de la sal y el pescado que formaban viandas de su predilección.

Según datos de Cruxent y Rouse, los más antiguos pobladores de Venezuela “se remontan a unos 18.000 años antes de Cristo. Eran recolectores y cazadores de grandes animales como el mamut y el caballo, vivían en hordas nómadas, Los de 5.000 años antes de Cristo eran también recolectores y cazadores, y aprovechaban la palma moriche. Luego aparecieron grupos de agricultores y algunas tribus que fabricaban objetos de cerámica rudimentarios”.
En las zonas Suroccidentales del Estado Cojedes hay restos dispersos de culturas emparentadas como los Timoto-cuicas, lo cual revela el tránsito de éstos, en una época no muy remota, por dicho territorio, desde las zonas andinas siguiendo la llamada “Calzada del Llano”, hacia las costas centrales, probablemente en busca de la sal y sus productos marinos.

El estado de nomadismo en que las misioneros hallaron a los indios de Cojedes quizá se debió a las persecuciones implacables de que fueron objeto los primitivos y pacíficos aborígenes que allí vivían de la caza y de la pesca y de la recolección de frutos, algunos de los cuales como el maíz, merecían un especial cultivo, Esas persecuciones fueron, primero la de los Caribes y luego la de los conquistadores que caían sobre las poblaciones indígenas matando y sometiendo a la esclavitud a sus habitantes.

El mismo Federman nos deja un cruel testimonio de su relación, al contar cómo logró matar arteramente cerca de quinientos indios sin darles tiempo siquiera para huir o defenderse; es un testimonio revelador de la crueldad ejercida contra los indígenas, alentando en ellos, rencores y sentimientos de venganza que fueron perjudiciales para la organización de los pueblos misionales y la reeducación pacifica o apostólica de los indios.

En la relación geográfica de D. Juan Pimentel, Gobernador de Caracas, en 1578, se reconoce que antes “hubo mucho más indios en esta Provincia”, y que las causas de que entonces fueran menos eran por las enfermedades como la viruela, el sarampión, las diarreas y la gripe, además del desasosiego de sus guerras pasadas y la entrada de los españoles a su pasificación entre otros.

Hábitos de Vida.

El hecho de que los indios vivieran errantes por los bosques ribereños, al decir de los misioneros, “como barbaros y brutos”, bastaba para que se les clasificara entre los denominados de la “tercera clase”.

Existía la autoridad de algunos caciques, como lo revelaban Federman y Juan de Villegas al mencionar algunos de sus principales: Hacarigua, Guacahoba, entre otros; y como también aparece en la correspondencia de los misioneros que se refieren a los caciques: Cabezón, Carapaica, Yaraviri, Guatarama, entre otros.

Practicaban la poligamia, pudiendo tener todas las mujeres que quisieran y lograran agregar. Pero entre ellos no había ninguna formalidad ni ceremonia nupcial; esto era eventual pues, otras regiones si se realizaban ritos de este tipo, aun siendo poligamia la familia,

Eran rencorosos y vengativos, llegando a mantener sus odios de generación en generación, hasta que podían vengarse de sus enemigos; para ello actuaban con el sigilo y cautela de los “hechizos y venenos ocultos y mortíferos” que consumían a sus victimas paulatinamente
Su alimentación se basaba en la recolección de frutos silvestre y raíces, como el ocumo, el ñame y la yuca, había naciones que vivían de la caza y la pesca, para la cual se valían de sus arcos, flechas, macanas y, algunas veces como el juqué o barbasco, con las cuales envenenaban el agua de los ríos por donde remontaban las ribazones o cardúmenes.

Solo los Caribes y algunas otra nación, cultivaban la tierra, los frutos cosechados eran el maíz, del cual conocían hasta cuatro variedades y colores, y la yuca, con que fabricaban el casabe y de la cual extraían el curare, activo veneno usado en sus flechas, con estos frutos preparaban también su mazato, que era una bebida fermentada, similar a la cerveza, con la cual se embriagaban, construían trojes en sus chozas para almacenar sus cosechas.

El padre Fray. Bartolomé de Las Casas, observa cierta diligencia y laboriosidad en los indios, al contrario de la mayoría de los cronista que generalmente los califican de “muy flojos, perezosos y haraganes, muy dados a la ociosidad y muy amantes de la libertad como las fieras de los montes”.

Los que habitaban las tierras llanas sufrían mucho con las creciente de los ríos y las inundaciones de las sabanas, para llegar a las tierras altas se valían de sus canoas y piraguas; o si eran sorprendidos sin poder utilizar esas embarcaciones, buscaban refugios en las copas de los árboles donde transcurrían los meses de inundación expuesto a morir de hambre, alimentándose a dura penas de caracoles que afloraban a la superficie o de reptiles de todo tipo, menos los venenosos.
Algunas naciones usaban como vestimento ligeros pampanillos o guayucos, con los cuales cubrían sus órganos genitales, sobre todo las mujeres, estos guayucos eran tejidos de palma moriche o de algodón; pero otras naciones, como los taparitas, empleaban en vez de guayucos, cuellos de calabazas que los hombres llevaban asidos a la cintura cono un hilo, y en el cual colocaban su miembro genital.

En cuanto al idioma hay dos opciones una remota, de D. Juan de Pimentel, según la lengua hablada en toda la Gobernación de Venezuela, por los indios, era una sola y que ella difería apenas, como España de Castilla a las montañas de Galicia y Portugal; para dicho gobernador esta lengua era la de los Caracas.

La otra opinión supone varias lenguas tan diferentes de las otras como la española de la inglesa; así opinaban los misioneros y también, antes de ellos, Federman, que dijo haber atravesado, a finales de octubre de 1531,” cinco naciones cada una de los cuales habla su propio idioma”.
En cuanto a la Religión

Dicen los misioneros que, entre los indios, no había conocimientos de Dios ni adoración falsa ni verdadera. Si creían en ciertas divinidades que para los españoles no era más que formas de idolatría propia de los infieles, pues cono tales veían ellos a los indios.
La religión indígena era panteísta es decir que los indios rendían culto a muchos y diversos dioses de tipo natural como los del maíz, el agua, entre otros, que representaban al Bien; y como los de las enfermedades, cada uno en particular y los fenómenos que causaban estragos, los cuales representaban el mal.

El sacerdote era el piache, que cumplía también, otras funciones teles como médico herbolario de la tribu; a éste se le llamaba “capachegüey”, si era puramente herbolario; si sólo se valía de ritos para curar a los enfermos, se le denominaba “borabies”

En sus aromias, los piaches empleaban muñecos, máscaras, cabezas de culebras con sus dientes y otros artificios; durante aquellas, unos cantaban y otros lloraban.

Había ritos de iniciación para los más jóvenes igualmente para prepararse para el combate o hechizar a sus adversarios Federman, dice que los piaches llevaban “como adorno sobre el pecho”, “una joya de oro que era la imagen del demonio”

La labor del piache, sin embargo, no tenía el respeto total de los indios, pues entre éstos también, había incrédulos, de modo que cuando no se realizaba la curación del enfermo o éste moría después de la ceremonia, los familiares lo culpaban por el fracaso y lo perseguían para castigarlo.

La Artesanía.

Los indios confeccionaban sus hamacas y chinchorros, que tejían de palma de moriche, o fabricaban con cueros de los animales que cazaban, los cuales utilizaban para el descanso.
Fabricaban sus armas y canoas, construían sus viviendas y hay indios de que también se aplicaban al arte de la cerámica, como lo ha demostrado, hace poco tiempo, la indagación arqueológica de Pedro Tobías Mariño, al desenterrar en diversos sitios de Cojedes, sobre todo en San Cruz del Amparo, algunas piezas, cacharros y reliquias funerarias entre las cuales hay collares de conchas marinas similares a los producidos por la cultura timoto-cuicas.
También conocían el valor ornamental de los metales preciosos, con los cuales fabricaban diversas prendas, brazaletes, zarcillos, collares y figuritas que representaban a sus divinidades.

La Guerra.

Frecuentemente, se lanzaban a la guerra contra sus rivales vecinos, en tal situación se reunían previamente, por las noches, en torno a sus hogares, se pintaban el rostro y el cuerpo con sustancias vegetales, como la bija u onoto, y se adornaban con sus prendas; se armaban con sus “flechas enherboladas” y al amanecer atacaban a sus enemigos haciendo mucho ruido, a las batallas de los indios se les denominaba “guasábaras”.

El modo de hacer la guerra era, en algunas naciones, a distancia, usando sus arcos y flechas casi siempre envenenadas, evitando al lucha cuerpo a cuerpo; en otras naciones, se empleaban macanas que obligaban a acercarse más los enemigos.

Los prisioneros más valerosos eran sacrificados sanguinariamente; pero también se les sometía a esclavitud, llegándose a comerciar entre ellos. Los esclavos destinados a la venta recibían el nombre de “naborías”. Las mujeres del enemigo eran entregadas a los indios solteros para que les cultivaran sus conucos y les sirviera en otros menesteres.

Con respecto a la práctica del canibalismo o antropofagia, que se atribuye a los caribes, en el territorio de Cojedes, parece que no hubo esta costumbre, pues, los documentos no dicen nada al respecto.

Aspecto Económico.

Hay que aceptar que la economía aborigen dependía de su capacidad, región que habitaba, suelo y recursos del medio ambiente. De ello se desprende, que los grupos indígenas que moraban por las Costas de los ríos Tirgua, Tinaco y Cojedes, por la naturaleza nómada, no contaban con economía, pues vivían de la recolección de frutas, la caza de animales y la pesca.

Aspecto Socio-Cultural.

Los grupos aborígenes que habitaban los alrededores de San Carlos, carecían de una aceptable cultura, si la comparamos con otras del país; pero no obstante, dejaron vestigios de arte, que se pueden observar como: (figurillas, pitos y guaruras), las cuales están en la histórica casa “La Blanquera”.

En cuanto a su sistema de vida, nuestros indios practicaban la poligamia y sus creencias propias de carencia civilizadora.

El proceso de Tostar y Moler el Cafe


El proceso de tostar el Café.

Las mujeres que se dedican a tostar café a la gente pudiente, este trabajo, era una tarea difícil que exigía dedicación, se comenzaba por comprar café en grano, se vaciaba en un caldero, previo encendido del fuego, se echaba el café y el papelón rayado y se removía con una paleta de madera durante un buen tiempo, hasta que llegaba a su punto.

La tostadora no se apartaba ni un minuto del fogón, recibiendo el calor del mismo y sudando por donde quiera, hasta terminar el trabajo. Al estar tostado el café se procedía a molerlo, bien en la piedra o en un molinillo, para de ahí llevarlo a la manga a colarlo y después en una taza a saborearlo con deleite.

La tostadora tenía mucho cuidado al terminar este trabajo de no tomar aire o bañarse, porque decían que les podía dar tétanos, que ellas muchas veces confundían con la parálisis facial, tostar un kilo de café costaba un real y el kilo de café en grano Bs 1.50.