martes, 22 de mayo de 2012

Cuando asombraron a Doña Rosa y Astrid Manrique.


Este es un relato de la rica tradición oral de la Parroquia Manuel Manrique, siendo su Capital Manrique, ubicado en el Municipio San Carlos del Estado Cojedes.
 Esta historia es la purita verdad por eso los caminantes de las noches dan fe de ello. Sucedió hace pocos años en Manrique, fallece la señora Juana de Ramírez, la esposa de José Ramírez, la noticia llega a San Carlos a casa de la señora Rosa Elvira de Delgado, ella convido a su nuera Astrid Manrique, se van las dos son las 6 de la tarde y agarran la carretera vía Manrique, antes de llegar al velorio Astrid, decide entrar a la casa de su cuñado Beltrán, hijo de Doña Rosa, ahí se entretienen hablando y echando cuentos, Doña Rosa dice: “chica mira son las 7 de la noche” , está bien dice Astrid, se despiden y se van al velorio de la señora Juana de Ramírez, están rezando y acompañando a la familia cuando son las 10 de la noche, llega una señora y dice: “!ah mundo! Hace unos minutos acaba de fallecer la señora Hernández, dice Astrid: “chica tenemos que ir” Doña Rosa dice: “pero a estas horas”, se despiden de la familia Ramírez, Astrid, va manejando su carro con cuidado porque para dicho sitio la carretera esta mala, al llegar ven a la señora María Gertrudis conocida con el apodo de “mamàdela”, le dan el pésame y la difunta esta aun en la cama acompañada de unos familiares y las otras hijas se encuentran en San Carlos haciendo los trasmite con la funeraria, las acompañan y cuando son las doce de la medianoche, se despiden y se vienen antes le dice Doña Rosa: “bueno compañera, ya es tarde vámonos poco a poco además una pequeña llovizna había caído”, Astrid le comenta. “ tranquila vieja”, viene manejando despacio y conversando de las dos amigas que han fallecido, cuando llegan a la bajada del balneario “Los Castores”, el carro se apaga de repente...no da ni palante ni para atrás, se bajan las dos a ver si alguien pasa a esas horas y las auxilie, un viento helado viene bajando de Manrique se ve una espesa neblina que las envuelven, las dos se estremecen y empiezan a temblar, Doña Rosa por instinto dirige la mirada hacia un lado de la carretera donde está un árbol de mango y otros de merey, ve a un hombre y este medio voltea su cara es blanca, nota que los pantalones son de color gris y lleva puesta una camisa de color blanca, Doña Rosa dice: “ mira muchacha no te asuste... pero en la pata del mango y del merey hay un muerto ahorita “ Astrid, dice : “donde vieja” esta le dice : “allá chica” “ Astrid, mira y no ve nada : “ !ah pues Doña Rosa¡ No veo nada”, se hace un silencio nunca sentido por las dos; una fuerte brisa llega estremeciendo los árboles y un frío les recorre todo el cuerpo Astrid, se pone como las gallina grifas espelucada, Doña Rosa se pone a rezar un Ave María y Astrid la acompaña, se meten en el carro y por obra de Dios, Astrid logra encender el vehículo y se vienen, Doña Rosa voltea y, lo ve aun en la mata de mango Astrid, ve por el retrovisor y logra ver al hombre, este le saca la mano, ella frena bruscamente y pregunta Doña Rosa ¿Que pasa muchacha? Le dice: “ lo vi y me saco la mano”, en ese momento viene un carro desde San Carlos y pasa por un lado de ellas alumbra el sitio donde está el muerto y nada, ahí si Astrid, arranca el carro y pisa el acelerador vienen las dos callada y cuando llegan al sector conocido como Mango Redondo, es que reaccionan Astrid, viene pálida y le dice a Doña Rosa, “chica que fue eso”, le dice ella “que va a hacer es un muerto y estos no dan la cara”.
 Al día siguiente comentan como a Doña Rosa y Astrid Manrique, el muerto las asombro en “Los Castores” de Manrique.

Este cuento es de Samuel Omar Sánchez Terán, basado en el relato oral de Doña Rosa de Delgado.

 Samuel...el de Los Malabares.
 El hijo de Samuel Elías Sánchez “el morocho” y Doña Carlota.
TSU. En Producción de Medios de Comunicación Social.
 Miembro de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Cojedes.
 Sugerencias al correo: omar17_8471@hotmail.com.

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