jueves, 17 de mayo de 2012

Aquellos cazadores de Pájaros.


 A mediados del año 1977, en el barrio “Los Malabares”, se respira los aires de pueblo, abundan las matas de mangos del tipo bocado, burrote, piñita entre otros al igual que  de naranja y guayabas. Espectacular son  las tardes y  ver las bandadas de pericos posados sobre los copos de los àrboles, escuchar sus cotorreos...dígame cuando se ponen a pelear que alboroto hacen, igualmente oír el canto de pájaro cristofué, del bengalí, el chirulí.
 Un sueño ver ese paraíso...son pocos los sitios en donde se observa el compartir de la naturaleza, muchos solares de las distintas casas se observa y así empezó esos cazadores de pájaros.
Dicha camarilla de muchachos son: Roberto Hernández (robertico o chivo arrecho), José Marín (cheo), Ismael Garmendia (bachaco), Manuel Matute (malu), Emiro Pedreañez (cara e niña), Rómulo ( burro negro), Eucadio Materan (locadio), José Domingo Míreles ( mingo o cotejo), Tricilio Diloreto, otro de los cazadores que tenia una gran variedad de pájaros, pero lo hacia solo es Ciro Arias.
 Un día cualquiera de la semana se ponen de acuerdo para ir a cazar pájaros, cada uno pide permiso a sus padres y se van para el barrio “El Carmen”, donde esta ubicado actualmente el Terminal de Pasajeros, había pocas casas, lo que si abundaba era el monte y culebras por sipotazos, abundaban los pájaros de variedades distintas.
La camarilla se ha llevado en las jaulas sus mejores pájaros pitadores entre ellos: “los pico e' plata negro y azul, cuando cantan los demás se acercaban y quedan atrapados en un varilla de alambre impregnada con pega, la cual es hecha por ellos mismo, el famoso chicle negro o papaupa, se le agrega leche del árbol conocido como pan de palo, lecherito y caucho, quedaba que cualquier cosa la toca y se pegaba. Se van a las 3 de tarde a la faena de cacería, se llevan una cantimplora con agua para calmar la sed, igual varios panes salados rellenos con diablitos.
Han caminado casi 4 kilómetros desde la calle principal, y llegan donde esta el comedero de los pájaros. Dicho sitio es una montaña donde sobresale una arboleda de mangos, y un pequeño riachuelo donde se acerca una variedad diversa de pájaros, al igual que de conejos, lapas, venados, ¡guau! Una belleza, hasta monos y araguatos se ven trepados en los copos de los árboles. Preparan las jaulas son casi las 5 de la tarde y cosa rara no han agarrado ni un solo pájaro, ni han aparecido ningún animal a tomas agua al riachuelo ni bullas oyen, ni el cantar de los grillos, se siente un silencio de tumba...
Dice “mingo”: < ¡gua muchachos que pasará!>, no hay pájaros, parece esto un cementerio” dice Ismael, pero antes se persigna: “cállate culillo, no digas eso”; José “cheo” les repica: > estos guaros si son patulecos> “y se ríe. En ese momento empiezan a llegar una gran variedad de pájaros nunca vistos por ellos y un canto que los deja embobados... se ponen más alegre que gallina comiendo maíz, de repente... los araguatos están aullando como asustados, un brisa hace su aparición estremeciendo todos los árboles, en la lejanía oyen un perro latir, algo anda mal, un intenso frío les recorre todo el cuerpo a cada uno de ellos, de la nada aparece una especie de águila y dice “malu” > que de pinga muchachos...>.
Ven aparecer un remolino y llega donde esta el águila extiende ella sus alas y se van agrandando que la cabeza se pone del tamaño de un burro, emite un sonido que les llega hasta los tuétanos, ahora si el miedo los agarró, a Ismael, los pelos se les alisaron y por primera vez los tuvo lisos, el malu, se puso blanco y eso que es de color, el guaro cheo, quedó como estatua en plaza Bolívar, “cara e niña” temblaba como gelatina, robertico pego un grito y alcanzó a decir: “ ¿Que vaina es eso muchachos?”.
Del susto lloran y como pueden agarran las jaulas de los pájaros y salen corriendo como estampida de ganado desbocado, los panes volaron por los aires, la cantimplora la dejaron y mientras salían de la selva, se oyen los pájaros que se ríen de ellos y una voz se escucha como salida de ultratumba... vengan a cazar, vengan a cazar... Salen más asustados que ratón en fiesta de gatos, nunca más fueron a cazar dicha camarilla de amigos de “Los Malabares” a ese sitio.
 Este cuento es de la rica tradición oral de la comunidad “Los Malabares” y es de mi autoría.

 Samuel...el de Los Malabares.
El hijo de Samuel Elías Sánchez “el morocho” y Doña Carlota.
 TSU. En Producción de Medios de Comunicación Social.
Miembro de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Cojedes.

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