martes, 9 de noviembre de 2010

"San Carlos Borromeo Patrono de San Carlos"


San Carlos Borromeo.
Patrono de San Carlos.



Autor. Samuel Omar Sánchez Terán.



El día 4 de noviembre del 2010, se conmemoraron 328 años del día del Santo Patrono.


Santo patrono de la ciudad de San Carlos del Estado Cojedes. San Carlos Borromeo nació en 1538 en Arjona (Italia). Sus padres fueron el Conde Gilberto y Margarita de Médicis, hermana del Papa Pió IV. Terminados los estudios de humanidades, ingreso en la Universidad de Paría, donde se graduó en Derecho Sagrado y Profano. Al morir el Papa Pió IV fue elevado al mismo pontificado. Fue designado en 1564 Arzobispo de Milán, aun antes de recibir las sagradas órdenes


En el Concilio de Trento (1561 – 1563). Hace preparar la revisión de la Vulgata, del Misal y del Breviario y vigila personalmente la composición del catecismo del Concilio de Trento.


Carlos Borromeo y su Diócesis de Milán, reunía a los pueblos de Lombardía, Suiza, Pìamonte y Ligurìa, Fue un pastor abnegado, realizaba la visita pastoral en toda su vastísima diócesis, que comprendia más de dos mil parroquias, llegando a los lugares e iglesias más apartadas y de difícil acceso recorrió muchas regiones de Suiza contribuyendo a la conservación de la fe católica seriamente amenazada por las doctrinas heréticas, convoco y organizo varios sínodos diocesanos, trabajo por la implantación de la justicia y el destierro de los abusos para la época, incrementando la formación catequística de los fieles.


Su escudo llevaba como lema una sola palabra: “Humilitas”, humildad, que hizo su programa de vida.


Fue llamado “padre de los pobres”. Fundo 740 escuelas de catecismo con 3.000 catequistas y 40.000 alumnos. Fundo además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redacto para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos lo copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios, fue amigo de San Pio V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, S an Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios Santos más.


San Carlos Borromeo decía, que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser Santo y a que todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.


Para los necesitados era supremamente comprensivo, para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigente y severo.


Fue un blanco de un vil atentando, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor.


Durante la larga y temible epidemia que estalló en 1756. Viaja a todos los rincones de su Diócesis estando cerca de los enfermos de peste, sin importarle exponerse al contagio, con tal de llevarles su ayuda y consuelo, con su oportuna palabra y con el auxilio de los sacramentos, la noche de un sábado 3 de noviembre de 1584, a los 46 años de edad falleció Carlos Borromeo, murió diciendo: “ya voy, Señor, ya voy”, en Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, esta agonizando.


El Secretario del Papa, envió un mensaje a los sacerdotes de Milán diciéndoles:”Por el Cardenal Borromeo no ofrezcan misas de difuntos, sino misas de acción de gracias a Dios por haberle concedido tantas gracias y tan grande santidad”, hoy perdura en la Ciudad de Milán, su memoria en cuya catedral se halla su sepulcro.


Su intento fue “crear una santidad colectiva, hacer que toda su comunidad fuera Santa”. Fue canonizado en 1610, por el Papa Pablo V.


Hombre de caridad y penitente, poseía una caridad extraordinaria, que se evidenció sobre todo en los años difíciles en que la peste se espacia por su Diócesis, dio también muestra de una piedad impresionante en aquel tiempo. Durante la peste promovió una procesión de penitencia para pedir la misericordia divina y el perdón de los pecados, a los que se atribuía la calamidad pública, como un penitente humilde y fe, el Arzobispo acompaño la procesión con pies descalzos, con una cuerda al cuello y con una cruz en los hombros.


Según documentos la primera Iglesia de San Carlos se denomino Inmaculada Concepción de la Virgen María, la cual era de palma y bahareque y estaba situada donde se encuentra hoy el Colegio Juan Pablo II. Cita del Antropólogo Argenis Agüero: “El templo inicial estuvo ubicado en unas esquinas de la Plaza Mayor. Su construcción había sido autorizada a través de la Real Cédula del 22 de febrero de 1680, mediante la que se concretó por Decreto del Cabildo eclesiástico de Caracas el 30 de octubre de 1682”.


El día primero de diciembre de 1682, se determino que el patrono seria San Carlos Borromeo y el Bando de ese día leído en la Iglesia inaugurada decía “que se guarde por fiesta de precepto el día del glorioso patrono que es el 4 de noviembre en la dicha Villa del Tirgua y su Jurisdicción”.
Acotaremos que la fe por el Patrono se evidencio en el año de 1917 cuando los feligreses se arrodillaron ante San Carlos de Borromeo, implorando un milagro cuando azoto las terribles bandas de langosta, que oscurecieron el cielo y arrasaron campos y sembradíos.


En el año de 1918, de nuevo un flagelo perturbo la tranquilidad, esta vez llamado “la peste Española”, azoto los hogares de los habitantes de San Carlos, su gente eran cadáveres vivientes los cuales se arrastraban por las calles hasta llegar a la iglesia para rogarles al Santo Patrono, piedad para sus almas y se dio el milagro.


La celebración del día del Santo Patrono, ha variado, en su alegría, entusiasmo y esplendor, tanto en la parte religioso como en el ambiente tradicional.
Son fiestas tradicionales y populares, dedicadas en honor a San Carlos Borromeo, Patrono de la Ciudad.


El programa religioso y el de las fiestas civiles se había preparado y repartido con toda anticipación. Los programas tenían esa alambicada literaria, que siempre ha exhibido los programas de las fiestas patronales de todos los pueblos.


En la madrugada a las cinco de la mañana, despertaban con algarabías de los cohetes y campanas dando la bienvenida al amanecer diciendo “ Oh San Carlos Borromeo, bendice a tus hijos hoy día de tu santo!


Las diferentes calles lucían de alero aquellas ingenuas y multicolores guirnaldas de papeles de color.


Eran banderas sobre las calles darán un aire festivo al pueblo. Ya antes de las fiesta se habían pintado los frentes de las casas y limpiado así daba al pueblo un toque de limpieza y de alegría.
Había misa temprana de comunión general, y a las 10 am la solemne con sermón. Las campanas, eras inimitables campanas de San Carlos Borromeo, de sonoros tonos, no asaban de repicar volteadas al aire en las expertas manos de un alegre campanero, las recámaras y cohetes atronaban sin cesar al aire mañanero y la Banda de Música completaba el cuadro. Después de la misa litúrgica completaba la procesión del Santo Patrono, salía de la Iglesia y acompañados de una cantidad de fieles que lo acompañaban en señal de devoción y llenos de fe, después volvía a su sitio donde está y los fieles creyentes lo veneran.


Se decretaban las fiestas patronales que empezaban desde el día 3 de noviembre, después del día de los fieles difuntos y duraba hasta el día 8, terminada la ceremonia y todo aquel inmenso gentío se regaba por la plaza y sus calles adyacentes, allí estaban colocados los vendedores. Junto al atrio del templo los dulces y granjerías, casi siempre mujeres con su pañuelo en la cabeza, su butaque bajo para sentarse y el colmado azafate cubierto con un pedazo de liencillo. Aquellas gloriosas golosinas: suspiros, almidones, alfeñiques, besitos, polvorosas, gofios, acemitas, conservas de coco, majarete, papitas dulces, tortas bejarano, arepitas dulce, arroz con leche o coco, el bienmesabe, cabello de ángel o toronja y una inmensa gama de dulces tradicionales


Sin faltar las bebidas como: el guarapo de piña, la chicha de maíz o caratillo de arroz, el guarapo de caña y de papelón, los jugos naturales, los raspados.


Después las terneras con abundancia de carne para todos, Peleas de gallos en las bulliciosas galleras existente, donde se median las cuerdas de gallos del pueblo y de todas las poblaciones vecinas. El vocerío, el calor de las apuesta, los gritos de aliento a sus favoritos, “arriba mi zambo”, “pícalo giro”, algún conato de discusión o de pelea, con palabras gruesas, revólveres que se desenfundaban o cuchillos amenazantes, pero, casi siempre, todo quedaba ahí, la única sangre que corría era la de los gallos.


Las corridas de toros coleados en una de las calles de tierra, previamente acondicionadas con sus talanqueras de varas de bambú y todo el pueblo se acomodaba allí para ver el espectáculo, para el año de 1955, se acondiciono en el sector “Los Malabares”, una manga acondicionada para esas faenas, donde los Capitanes de toro daban la orden de salida, el tropel confuso de las bestias se disparaban en vertiginosa saeta, hombre, caballo y toro eran una sola pieza al bronce de la tarde, y las muchachas encendían en las talanqueras con su belleza llanera, el coleador arriesgaba su vida antes la bravura de los legendarios toros cataldeños y después de una coleada efectiva, es recompensado al colocarle las cintas de colores hechas con delicadezas por las muchachas y al finalizar la tarde se veían a los mejores coleadores triunfadores floridos de cintas.


En las diferentes barriadas, lo celebraban con terneras, piñatas y golosinas para los niños(as) al igual que los juegos tradicionales como: huevo en cucharilla, el palo encebado, las cintas, carreras de sacos, la carretilla humana, entre otros.


En las fiestas patronales nunca faltaban los Carruseles, donde las sillas voladoras, los carritos chocones, el viaje a la luna, los caballitos, la rueda, entre otras diversiones, los bazares, las ruletas, los bingos sin olvidar las ricas cotufas, el algodón, el raspado y los pinchos, dicho juegos lo colocaron donde existió un antiguo boulevard donde hoy esta situado el Edificio Manrique, diagonal a la Plaza Bolívar, igualmente donde hoy es la Urb. Banco Obrero, después donde estaba la antigua Manga de Coleo de los Malabares, hoy en día ahí esta la extensión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carabobo, también los colocaron donde hoy esta el Complejo Cultural “Mauricio Pérez Lazo”, igualmente en donde esta la Plaza Manuel Manrique y en los terrenos donde funciono los Talleres del Instituto Agrario Nacional (I.A.N).


No olvidemos los bellos desfiles por las calles principales de la ciudad, donde las diferentes escuelas daban un bello colorido para animar el día del Santo Patrono, sin faltar las inolvidables retretas en la Plaza Bolívar y los juegos pirotécnicos que eran animados por Don Caledonio Ávila, y en esas noches alegraban el cielo cojedeño y familias disfrutaban de ese bello espectáculo.
Terminada la festividad religiosa, venia el baile de gala en el club. Con ella se cerraba la celebración del día del Santo Patrono.


Este es nuestro Santo Patrono San Carlos Borromeo, ya han pasado 328 años y seguimos adorando a nuestro patrono.

2 comentarios:

  1. Me hubiera gustado más que contasen muchos de los milagros que hizo San Carlos Borromeo. En fin. Todo es bonito pero le falta fuerza.

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  2. calla puta
    te amo pamela de xavi

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